Pablo Javier Perez ha llamado a Raleigh, Carolina del Norte su hogar desde 1998, el año en que se unió con el Carolina Ballet dirigido por Robert Weiss como uno de los primeros bailarines de la compañía. Fue un mes antes de cumplir 20 años que Sr. Perez se mudó de Montevideo, Uruguay a la “otra América” para seguir sus sueños; ha dejado su familia, su amigos, y su zona de confort.
Pablo (cariñosamente “Pablito” por muchos de sus amigos) ha tenido mucho éxito en el Triangulo – admirado por como baila, respetado por como enseña. Como su estudiante Charlotte Evans me ha comentado, “Él es un profesor profesional e informativo con una atención especial a los detalles que me ayudaron a crecer en maneras que no había pensado antes.”
Y cuando regresa a Uruguay para visitar familia y amigos, Pablo es como si fuera una estrella que ha regresado.
Sigue leyendo para saber más sobre los eventos en la vida de Pablo que le ayudaron formarse en el hombre que es hoy.
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Entrevista con Pablo Javier Perez
¿Cuál fue la razón principal de mudarte a los Estados Unidos (en vez de otro lugar del mundo)? y ¿cómo se sintieron tus amigos y familiares en Uruguay sobre esta decisión?
A partir de mis 15 años era para mi un sueño el poder venir a los Estados Unidos para poder terminar mi formación como bailarín. En aquel momento había un bailarín recién egresado de la Escuela de Danza donde yo estudiaba y a quien yo admiraba y él era un referente para mi. Él consiguió una beca para la Escuela de Danza de la Universidad de Carolina del Norte (UNCSA) y luego consiguió trabajo en una compañía profesional. Cuando él regresó a Montevideo de visita recuerdo haberme sorprendido con su transformación como bailarín y como artista. Desde ese momento supe que quería seguir sus pasos, trabajar mucho para tener la misma oportunidad que él tuvo. Mi sueño si hizo realidad a los 18 años cuando me dieron una beca completa para la misma escuela a la que él había venido. Recuerdo la emoción que sentí cuando me enteré que estaría viajando a los Estados Unidos.
A pesar de que en mi familia no había nadie relacionado a la danza, siempre sentí un apoyo incondicional de parte de mis padres; ellos tuvieron un papel importante para que yo pudiera llegar a cumplir mis sueños. Ahora entiendo que al haberme ido de mi casa a los 19 años para venir a un país tan lejos seguramente les causo un sufrimiento sobretodo a mi madre, pero jamás me lo dejaron ver y por el contrario ellos querían que estuviera acá porque sabían cuanto trabajé para llegar. Se sentían orgullosos de verme crecer cómo profesional y como persona. Estaré por siempre agradecidos con ellos que supieron cuidarme y al mismo tiempo dejarme volar.
Hasta ahora has pasado la mitad de tu vida en Uruguay y la otra en Carolina del Norte. ¿Cuáles son algunas de las cosas que más amas y que menos te gustan sobre los primeros 20 años y los 20 más recientes?
Me parece loco decir que ya hace 20 años que vivo acá – la mitad de mi vida en Uruguay y la mitad de mi vida en USA.
Si tengo que hacer un balance de mis primeros años en Uruguay sin duda lo más hermoso fue tener a mi familia cerca, una infancia sumamente feliz, y una Escuela Nacional de Danza que me enseño los primeros pasos y una disciplina que me ayudó muchísimo en mi carrera y en mi vida en general. Quizás lo no tan positivo fue que en aquel momento no había campo para el ballet a nivel profesional. La Compañía estaba muy deteriorada y lamentablemente para crecer había que irse.
De mis últimos 20 años lo más difícil fue lo mismo el tener a mi familia lejos y perderme momentos importantes – ver a mis sobrinos crecer, cumpleaños, casamientos, etc. Al principio en 1998 por ahí aún peor porque la comunicación era muchísimo más lenta. Ahora las distancias se acortaron un poco porque hay muchas maneras de comunicarse rápidamente. Lo que más me gusta de mis últimos años en USA es poder mirar para atrás y darme cuenta de todas las cosas que conseguí en mi vida acá sin tal vez haber sido muy ambicioso. Llegar a ser primer bailarín de una compañía profesional donde tuve la oportunidad de bailar mucho y disfrutarlo mucho. El sin darme cuenta desde muy joven empezar a formar una carrera como maestro y que me fascina. El sentir que tengo amistades que son como hermanos que están ahí a mi lado en los momentos de felicidad y también en los momentos difíciles no tiene precio. Y por supuesto el haber encontrado el amor de mi vida aquí.
Pablo Javier Perez en Fancy Free de Jerome Robbins’ (foto © Chris Walt)
¿Cuáles son los papeles favoritos que has bailado?
Mis tres roles favoritos son sin duda Mercutio en Romeo y Julieta, Fancy Free de Jerome Robbins, y Puck en El sueño de una noche de verano. En estos tres roles se puede unir mis dos pasiones, el baile y la actuación. Cada uno de estos roles los interpreté más de una vez en mi carrera y fue maravilloso poder trabajar en ellos. Cuando interpreta a un personaje uno se siente mucho más libre y el acercamiento con el público es mucho mayor.
En Carolina Ballet, ¿cuál fue el reto más grande cuando pasaste de ser bailarín a ser ballet master?
Hoy como ballet master en Carolina Ballet puedo decir que la transición se fue dando muy gradualmente. Cuando aún bailaba estaba ayudando en montajes de algunos ballets. No era sencillo estar al frente de un ensayo y al mismo tiempo estar bailando pero me gustaba mucho hacerlo. Hace unos años tuve la oportunidad de ir a montar un ballet de Robert Weiss (el director artístico de Carolina Ballet) en Uruguay y también su Messiah en Filadelfia.
Creo que lo que también ayudó para que la transición fuera muy fácil es que cuando tome la decisión de dejar de bailar estaba completamente seguro que era el momento exacto hacerlo. Hoy puedo decir que mi instinto no falló. Disfruto el tomar un ensayo y trabajar con un bailarín o un grupo de bailarines tanto como lo hacía cuando bailaba. Cuando me siento a ver un show puedo sentir un poco de nervios como cuando bailaba pero otra forma. Es que quiero que las cosas que hemos trabajado se vean bien y que los bailarines luzcan bien. Durante el show lo disfruto muchísimo y si todo salió bien me voy a casa feliz igual que cuando bailaba y había tenido una representación. Me encanta ver que la compañía está creciendo, que los bailarines están creciendo y qué hay mucho talento en las nuevas generaciones.
Cuando no estás en el estudio de baile o en el teatro, ¿qué te gusta hacer?
Soy una persona que me gusta estar ocupado…las personas cercanas a mi lo saben. Ensayos, clases, clases privadas, etc. También trabajo en casa mirando muchos DVDs [para aprender los pasos de los ballets]. Pero con el correr de los años he aprendido bastante a encontrar un balance en todo. Disfruto mucho mis día libres. Me encanta disfrutar lo sencillo – tomarme un café con un amigo, salir a caminar con mi esposo y mi perro, disfrutar la naturaleza. Hay veces nos hacemos un viaje a la playa por el día. Amo el mar.
Si puedes elegir una escena específica de un ballet que más refleja tu vida ahora mismo, ¿cuál sería?
Es una pregunta muy divertida pero no estoy seguro poder encontrar una escena en particular, a lo mejor debería ser una conjunción de muchas escenas de diferentes ballets. En la vida hay un poco de todo. Cosas buenas, cosas malas, altos, bajos, alegrías y tristezas. En este momento me siento muy afortunado y feliz en muchos aspectos de mi vida tanto profesionales como personales pero al mismo tiempo me ha tocado vivir un profundo dolor al perder a mi mamá, lo más duro por lo que he tenido que pasar. Pero tengo que decir que en una situación tan difícil cómo ésta encontré en mi trabajo un refugio muy grande que me ayudó a seguir adelante. Creo que hacer lo que uno realmente ama es un privilegio enorme qué hay que saber valorar. Quizás no exista un ballet o una escena que refleje mi vida hoy por hoy pero si puedo decir que el ballet es mi vida.
Fuente: Foto principal © Jarrod Ellis, Pablo Javier Perez en Vivaldi Four Seasons de Robert Weiss.